Lali Álvarez
A veces la vida nos hace esperar a que lleguen las cosas que nos hacen felices. No siempre es así. La edición de "Ragazzo" llega nueve años después del estreno y doce años después de que empezara a escribirla. Y me hace feliz. Me hace feliz porque siento que es exactamente el libro que quería hacer, con los prólogos de Gabriel Sevilla y Jesús Rodríguez, y con el epílogo de Haidi Gaggio, la madre de Carlo Giuliani.
Le he dedicado el libro al oriol, por ser la fuente de esta prenda ya mi hijo, quien sueño que será destinatario, de alguna manera, algún día. Y le he dedicado pensando en las palabras de Galeano, en una entrevista que le hacen en Plaça Catalunya durante el 15M donde dice: "Hay otro mundo en la barriga de este mundo, esperando, que es un mundo diferente y de parición difícil, no es fácil que nazca, pero si es seguro que está latiendo en este mundo que me importa que me va a pasar y tampoco. anuncia sobre otro posible tiempo que será. Pero lo que será al final... no sé... Esto es como ese momento mágico del amor cuando ocurre. El amor es como esto. Es infinito, mientras dura y lo importante es que sea infino mientras dura."
Así siento que fue la época que narra "Ragazzo", y así siento que son todas las cosas importantes: infinitas mientras duran. Y escribirlas, publicarlas, hacer que queden en papel, es de alguna manera, querer hacer que sigan durante, es querer que sean infinitas. Cómo lo son las personas, mientras las recordamos, y las obras, mientras las representamos.
E infinita es como le deseo la imaginación y el optimismo a la generación de mi hijo, que tendrán que vivir en el mundo que está en el vientre del mundo de ahora, y que deseo con fuerza que sea un mundo más justo, más libre y más humano que el de ahora.
Lali Álvarez
Vilassar de Dalt, octubre de 2024.